El intendente se tomó 24 horas para meditar la decisión. Escuchó a su círculo más cercano y no se reunió con el secretario de Economía y Hacienda. Mañana daría a conocer la determinación.
Fueron 24 horas de silencio oficial. En medio de fuertes versiones que circularon desde el lunes a la noche, el intendente Carlos Arroyo no se pronunció este martes sobre el futuro de su secretario más polémico: Hernán Mourelle.
El Jefe Comunal decidió tomarse toda la jornada para meditar qué hará: echa o mantiene en el cargo al funcionario que más problemas le trajo a su gestión. El miércoles será clave para saberlo, según pudo confirmar LA CAPITAL en base a distintas fuentes consultadas.
El culebrón con Mourelle ocupó durante todo el día la agenda del intendente. De hecho, este martes a las 10 Arroyo tenía previsto un acto en el Paseo Dávila pero lo suspendió para evitar el contacto con la prensa. Era la mejor opción: si lo hacía debería responder sobre el futuro del funcionario.
Desde la mañana, el intendente mantuvo una serie de reuniones con concejales y sus funcionarios más cercanos para escuchar sus opiniones sobre la situación del secretario de Economía y Hacienda. Un dato llamó la atención: no se vio con Mourelle.
De esa ronda de consultas, el intendente obtendrá su determinación sobre el futuro de Mourelle.
Los rumores en torno a la posible salida del funcionario comenzaron a circular el viernes al mediodía cuando el intendente dio una fuerte señal de agotamiento con las actitudes del secretario de Economía y Hacienda: lo desautorizó y ordenó que se le paguen los sueldos a los asesores de los concejales, luego de que Mourelle le enviara una carta planteándole hacer lo contrario buscando profundizar un conflicto que le producía cada vez más desgaste al intendente.
El recorte de Arroyo al poder de Mourelle dentro del gabinete fue tan contundente que desde ese mismo día comenzaron a correr sólidas versiones sobre la salida del gobierno del polémico funcionario. “No voy a renunciar y seguiré hasta que Arroyo decida lo contrario”, dijo en las últimas horas a Radio Brisas, declaración que sembró más dudas que certezas, conociendo su accionar.
A la desautorización de Arroyo se sumó un duro golpe del Honorable Tribunal de Cuentas, que determinó que resulta “viable considerar para el cálculo del tope del 2% los ingresos corrientes estimados en el Cálculo de Recursos de Obras Sanitarias”, algo que desestimó el argumento que el funcionario le planteó al intendente en la carta para justificar la demora en el pago de le los asesores de los distintos bloques del Concejo.
En medio de la ola de rumores, el polémico funcionario no bajó el perfil: el lunes a la mañana redobló la apuesta y criticó a funcionarios del gobierno, radicales y concejales de su propio partido. Por eso, las versiones de renuncia se acrecentaron hasta el punto que Guillermo Arroyo, hijo del intendente, le anunció a los concejales que la decisión de echar a Mourelle ya estaba tomada y que se anunciaría este martes.
Al final, el intendente decidió esperar 24 horas más y no hubo ningún anuncio oficial de confirmación o desmentida. Este escenario cambiaría en las próximas horas.
El secretario de Hacienda fue protagonista en estos casi dos años de un sinnúmero de escenarios de conflicto con distintos sectores de la ciudad: denigró al Sindicato de Trabajadores Municipales, destrató a los productores teatrales, trató de “chantas” a los dirigentes de los principales clubes deportivos de la ciudad, fue escrachado por docentes por los recortes encomendados, lideró variados enfrentamientos con organizaciones sociales y su accionar fue repudiado en más de una oportunidad por la amplia mayoría del Concejo Deliberante. Ni opositores ni oficialistas escatimaron críticas.